Mi taller es una cabaña que está en la cima de un cerro. Ahí construyo superficies dinámicas con tablas de roble y alerce que luego trazo y pinto. 

Trabajo todos los días porque para mi el hacer es fundamental, donde van apareciendo cosas distintas. Por esta razón voy todos los días al taller, aunque no esté inspirada. No creo en la búsqueda sino se sabe lo que está buscando, más bien en el hacer uno encuentra, y en eso coincido con Picasso: “Ojalá que la inspiración te pille trabajando”. 

No me siento llamada, me siento obligada a hacer esto. Para mi el arte no es un juego vacío, es algo serio donde no hay que dejarse influenciar por lo externo, las modas, sino que hay que estar atento de lo que hay adentro de nosotros mismos y a las posibilidades reales que uno tiene. Porque con eso que tu tienes puedes hacer algo y es precisamente en el taller el lugar aislado donde aparecen y se exteriorizan de la nada motivos para hacer nuevas cosas.